Amado Dios de mi corazón:
Alto y sublime, soberano y misericordioso, cumplidor de promesas, quien gobierna con justicia, todo mi ser se postra ante ti, con un corazón contrito y humillado, pues tú no desprecias un corazón quebrantado ante ti. Hoy, en este día tan hermoso, te alabo con todo lo que soy.
Hoy quiero pedirte una vez más que en este año 2025 me llene completamente de tu Espíritu Santo. Lléname hasta que mi copa rebose.
Quiero ser verdaderamente guiada por tu Espíritu Santo. Quiero ser testigo y ver tu mano poderosa sanando a los enfermos, levantando al caído, restaurando, transformando, enderezando lo torcido.
Quiero ser testigo y ver que todas las generaciones se postren ante ti y reconozcan que no hay otro como tú, que eres cumplidor de promesas y que eres inigualable. Nadie puede reemplazarte.
Tú conoces mis pensamientos, conoces mis faltas, conoces mis defectos. A ti voluntariamente me rindo, para que sigas transformando todo en mí, de acuerdo con tu buena voluntad. Tengo un profundo deseo en mi corazón: ejecutar los deseos de tu corazón.
Ayúdame a amar lo que tú amas, a aborrecer lo que tú aborreces.
Ayúdame a reflejar tu amor con todos, sin excepciones.
Ayúdame a perdonar todas las faltas que se han cometido contra mí.
Ayúdame a someter todo pensamiento que esté fuera de orden, a la obediencia de tu amado Hijo.
Quiero tu voluntad en mi vida, manifestar al mundo todo lo que tú deseas que manifieste, y sé que no es con mis fuerzas, sino con tu Espíritu, ese mismo poder que levantó a Cristo de entre los muertos habita dentro de mi y lo puedo sentir.
Alabado sea tu nombre hoy y por los siglos de los siglos.
Arelis bendecirá tu nombre eternamente.